martes, 20 de abril de 2010

Luna Carmesí [02/¿?]

N/A: Atención: si usted sufre de adoración a Chinen, Jun o Tackey, se le recomienda no leer este fic ya que puede llegar a provocar casos de decepción, odio y ganas de asesinato a las autoras. Si aún así desea leerlo, sea consecuente. Un saludo y buena lectura.


Capítulo 2





Pasó el tiempo en aquella mansión sin ningún tipo de contratiempo. Ohno ya se sabía a la perfección todos los recovecos de la casa y ya sabía manejarse sin problema con los horarios. Como era lógico y normal, Ninomiya no había reparado en él durante todo este tiempo, algo que aliviaba en cierta manera al chico. Aiba lo había sentado en la mesa del salón que hace “L”, a pesar de haberse quejado varias veces ya que veía extraño el que no lo sentase en el comedor, sala que en ese momento estaba desocupada.

-No te preocupes Satoshi-chan, aquí hay mejor luz.- Le sonríe el mayor revolviéndole dulcemente el pelo.

-Pero... Masaki-san... aquí Ninomiya-sama pasa su tiempo libre...- Susurra un tanto nervioso mientras mira a su alrededor buscando la presencia del señor de la casa.

-Ya... si... es cierto, pero no pasa nada Satoshi-chan, sabes que Ninomiya-sama se sienta en ese lado de la sala, no se dará cuenta de que estás aquí.- Sigue sonriéndole intentando no preocuparle.- Anda, comienza a limpiar.- Le acerca la caja con todos los cubiertos.- No tengas prisa, tómate todo el tiempo que necesites.- Y con esto, sale de la habitación dejando al pobre Ohno muy nervioso sin saber qué hacer exactamente.

El joven se dispuso a limpiar la cubirtería, echando el líquido en el trapo y aún con los nervios a flor de piel, comenzar a frotar un tenedor con él. Después de unos pocos cubiertos limpios, asoma la cabeza a la caja dejando salir un suspiro de sus labios al darse cuenta de que le quedan más de la mitad por abrillantar. Coge un cuchillo, volviendo a su quehacer cuando escucha la puerta abrirse, gira su cara a la puerta viendo a su señor entrar por ella, tan elegante como siempre. Se sonroja al verlo sin saber que hacer, con miedo a alguna regañina y maldiciendo interiormente a Aiba.

El mayor al entrar no puede más que pararse, extrañado al ver al chico sentado en esa mesita, lo observa atentamente sonriendo de medio lado al ver el sonrojo de Ohno. Se acerca un poco a él y hace como que los cubiertos captan su atención.

-¿No había otro sitio para realizar tal actividad?- Dice sin dejar de sonreír, pasando un dedo por uno de los cuchillos limpios.

-M-Masaki-san me dijo que... me quedase aquí, señor.- Susurra un poco cohibido por la imponente presencia de Ninomiya.

-¿Masaki?- Sigue pasando el dedo por el cubierto, ahora mirando al chico que evade su mirada, fijándola en el trapo.- Quién si no...- Susurra para sí, inclinándose un poco bajando su boca a la altura del oído de Ohno.- Espero que... los dejes bien limpios, Satoshi.- Sigue susurrándole. Se pone de pie dejando a un Ohno más nervioso y sonrojado que antes para sentarse en uno de los sillones que quedan en diagonal a donde está el chico, para poder observarle mejor.

-S-si, N-Ninomiya-sama.- Asiente levemente y con manos temblorosas coge un cubierto para seguir abrillantando. Conforme pasa el tiempo, nota la mirada de su señor de vez en cuando, clavada en él algo que le pone los pelos de punta, intenta ignorar la mirada centrándose en los cubiertos que le quedan cuando la puerta decide abrirse de nuevo, volviendo a girar su cabeza encontrándose con alguien que no conoce.

Ohno lo mira curioso, ya que era la primera persona ajena a esa casa que aparecía en el tiempo que llevaba allí. Era un chico tal vez mayor que su señor, con el pelo castaño y su forma de vestir no era para nada tan elegante y atrayente como la de Ninomiya. Llevaba unas botas y unos pantalones cortos de color marrón con una camiseta clara y camisa a cuadros, en su atuendo resaltaba el sombrero a lo dandi de cuero.

-¡Nino! ¡He vuelto! Y quería pasarme para verte antes de...- Se queda a medias hablando al darse cuenta de una tercera persona en la habitación. Fijando su vista en él.

-¿Quién te ha dejado pasar?- Pregunta Ninomiya con una voz grave y un tanto molesto por la intromisión del recién llegado.

-Sigues igual de agradable que la última vez que nos vimos.- Se ríe apartando la vista de Ohno y fijándola en su amigo. Se sienta en el sofá al lado del sillón de Ninomiya y se acerca un poco, tapándose la boca.- ¿Quién es el nuevo?- Le susurra intentando que solo su amigo lo escuche.

-Es el nuevo sirviente, nada que merezca la pena hablar.- No se corta en decirlo con voz clara y alta. Ohno se muerde el labio al escuchar las hirientes palabras de su señor, pensando definitivamente que no le debe caer bien a éste.- Cuéntame, ¿qué tal tu viaje, Sho?

-Deberías haberte venido conmigo, Nino. Siempre prefieres quedarte aquí encerrado. ¿Cuánto llevas aquí? ¿Unos 100 años?- Se ríe pero enseguida para la risa al ver la mira de advertencia de su amigo, dándose cuenta de la ignorancia de aquel chico sobre sus identidades.- esto... ¡Era una exageración, Nino! No me mires así, ya sabes como soy, siempre exagerando.- Se ríe de forma un tanto forzada. Ohno dirige su mirada a ambos mayores, frunciendo el ceño levemente sin llegar a entender la relación que existe entre esos dos.

-Si... demasiado... exagerado.- Resopla levemente cogiendo el periódico del día, que estaba en la mesita de café, para comenzar a leerlo.

-Nino, me has preguntado sobre el viaje... ¡no me ignores!- Tira un poco de la página del periódico intentando llamar la atención de Ninomiya.

-Habla, te escucho.- Dice sin levantar la mirada del periódico haciendo suspirar a Sho.

-Pues... para empezar, cuando llegué nadie me estaba esperando en el aeropuerto.- Mira a Ninomiya que le devuelve la mirada un tanto exasperado, esperando a que llegue al final del asunto.- ¡Y el hotel era de cuatro estrellas! ¡Y no de cinco! ¡Que timo!- Ninomiya no cambia su mirada comenzando a tamborilear sus dedos en el apoyabrazos del sillón de cuero.

-Quieres ir al grano Sakurai.- Ninomiya sigue moviendo sus dedos sin desviar su mirada de Sho.

-Llovía ese día...- Mira para otro lado.- mucho... si...- Sonríe nervioso ignorando a su amigo.

-Sakurai, remítete a la reunión.- Le ordena en un tono que no admite réplica alguna.

-Hice... ¡todo lo que me dijiste! Pero, creo que no... le convencí...- Se ríe nervioso evitando la mirada de Ninomiya.

-¿Cómo que no lo convenciste?- Lo mira sorprendido intentando controlarse y no saltar al cuello de Sho.

-Pues, verás... es que era un cliente difícil.- Traga saliva.- hasta le enseñé... ya sabes...- Se señala la boca con el dedo.- Pero... ¡lo suyos eran más grandes!

-¿Le dijiste que venías de mi parte, que era yo quien te mandaba?- Pregunta volviendo a su mirada seria.

-Esto... ya decía yo que se me olvidaba algo.- Susurra para sí intentando que su amigo no lo escuche.

-¿Se te olvidaba algo? ¡Has ido para nada, Sakurai!- Se masajea el puente de la nariz, cansado de la actitud de Sho.

-¡Pero he traído un conejo!- Dice sonriendo sin que los nervios abandonen su cuerpo.

-¡Sakurai! ¿Para esto te pago?- Cierra la mano en un puño e intenta interiormente relajarse.- ¡Te dije que no volvieses hasta que cerrases el trato! ¡No me importa cuanto tiempo te hubieses quedado allí! ¡Sólo necesitaba ese maldito trato cerrado!- Dice alzando la voz más de lo normal, asustando a Ohno que se abraza a una cuchara dando un respingo.

-L-Lo siento Nino...- Lo mira Sho un poco asustado ante la reacción de su amigo.

-¡No hay lo sientos que valgan Sho! ¡Este trato era importante! ¡Y lo has echado a perder en 3 días que te has ido!- Se muerde el labio convenciéndose a sí mismo de que no vale la pena arrancarle el esternón de cuajo.

-Pero, Nino... te he traído un conejo precioso...- Le pone ojitos y hace que Ninomiya suelte un largo suspiro.- Vale, lo siento Nino. Te juro que lo intenté todo, pero no conseguí que diese su brazo a torcer. Te prometo que la próxima vez cerraré el trato.

-Eso espero Sho, por tu bien, eso espero.- Gira la cabeza al escuchar la puerta volverse a abrir y pone cara de desagrado al ver Aiba con esa cosa en brazos.

-Mira Nino, es precioso ¿a que sí?- Dice nada más entrar pero se gira hacia el joven sirviente que seguí abrazado a la cuchara.- Mira, es Satoshi-chan.- Presenta al conejo a Ohno.- y él es Nino-chan. Saluda a Satoshi-chan.- Mueve con su mano la patita del conejo y Ohno acerca sus dedos acariciándolo suavemente mientras sonríe.

-¿Cómo que Nino-chan?- Abre los ojos estupefacto ante las palabras del mayordomo.

-Es un nombre que le va a la perfección.- Levanta al conejo para verlo cara a cara.- ¿A que sí, Nino-chaaan?- Frota su nariz contra la del conejo y se acerca luego de volver a abrazarlo, a los dos mayores.

-Gracias Sho por traernos la cena para mañana.- Sonríe Ninomiya con malicia a su amigo.

-¿Qué? Yo no he traído nada para la cena.- Lo mira sin entender muy bien.

-Si, has traído un conejo bien cebado.- Dice sin dejar de sonreír y dirige su mirada a Aiba.- Mañana quiero a ese bicho en mi plato.

-P-Pero... ¡Nino! ¿Es que no te da penita?- Le pone el hocico del conejo delante de la cara a Ninomiya que lo mira con desagrado.

-Para nada, ahora tengo más ganas de cenar conejo. Aparta ese bicho Aiba.- Gira la cara mirando hacia otro lado. El mayordomo intenta implorarle con la mirada pero éste lo ignora olímpicamente.

-No te preocupes, Nino-chan, no dejaré que te pase nada.- Le dice al conejo convencido y le saca la lengua a Ninomiya, dándose la vuelta para alejarse de ambos mayores.

-Si ya has terminado, ¿por qué sigues aquí?- Ninomiya mira a Sho que pega un pequeño salto ante las palabras de su amigo.

-¿Eh? Bueno... si, eso digo yo.- Sonríe nervioso levantándose y girándose hacia la puerta parándose antes de llegar al darse cuenta de que el sirviente sigue ahí.- Y tu... ¿tu eres...?- Le pregunta con una sonrisa al chico.

-Oh-Ohno Satoshi.- Sonríe tímidamente.

-Tienes mucho valor para estar aquí con ese cascarrabias.- Se ríe suavemente, sentándose en la silla de al lado.- ¿Qué haces?- Pegunta curioso.

-L-Limpiando cubiertos, señor.- Sigue con la tarea mirando de reojo a Ninomiya que los mira con los ojos entrecerrados.

-Que... bonita...tarea...-Coge un tenedor limpio y lo mira.- ¿Desde cuando estás aquí?

-Unos días... desde hace no mucho.- Sigue limpiando intentando no dirigir mirada alguna a Sho.

-Eres muy joven para ser un sirviente.- Le revuelve el pelo.- y... ¿qué es lo que te gusta hacer? Digo, cuando no estás trabajando y eso.

-Me gusta...pintar, señor.- Se sonroja ante la insistencia de Sho en saber más sobre él.

-La próxima vez, te traeré algo de donde venga.- Le sonríe tiernamente.

-Sakurai, deja al niño y lárgate de una vez.- Ninomiya se cruza de brazos un tanto mosqueado por la actitud de su amigo.

-Vale, vale... - Deja salir un suspiro y se levanta de la silla y le vuelve a dedicar una sonrisa al sirviente.- Espero volverte a ver cuando vuelva de mi próximo viaje.- Le revuelve por segunda vez el pelo y se despide de Ninomiya, abandonando así el salón.



Unos días después, Aiba le propuso el salir de la mansión para acompañarle al mercado. Ohno no veía el momento de poder salir de esas paredes, aunque fuese por una mañana, en seguida aceptó. Al momento, se encontraron en la cochera, donde se encontraban unos cuatro coches alineados que dejaron al menor con la boca abierta. Tira de la mano de Ohno hacia el 4x4, haciéndole trastabillar un poco. Le abre la puerta del copiloto instándole a sentarse, mientras que él se sienta en el del conductor. Lo mira esperando a que se ponga el cinturón y en un momento, pone en marcha el coche dirigiéndose hacia el mercado.

Llegaron justo a la hora de la comida y el mayordomo empujó a Ohno corriendo hacia el interior para que fuese al comedor, ya que llegaban justos de hora. Nada más llegar al comedor, cogió corriendo la jarra del “vino” y se colocó a un lado de la sala viendo entrar a Ninomiya para la comida.

Observaba la jarra entretenido, acercándose de vez en cuando al mayor para rellenarle la copa hasta que en una de esas, Ninomiya alzó la mirada, clavándola en él.

-Llevas mucho aquí y aún no he tenido ocasión de hablar contigo.- Sonríe un poco haciendo estremecer a Ohno que no sabe que responder a eso.

-S-Si... s-señor.- Dice titubeando levemente, sintiéndose un poco nervioso ante la insistente mirada de Ninomiya.

-Antes de estar aquí... ¿hacías algo? ¿trabajabas o estudiabas?- Pregunta mientras le da un pequeño sorbo a la copa.

-T-Trabajaba de sirviente, N-Ninomiya-sama.-Se muerde el labio suavemente.

-¿En dónde? Si se puede saber, claro.

-E-En... el clan Kitagawa...-Susurra muy flojito, con miedo a que sepa de quienes habla.

-¿K-Kitagawa?- Aprieta disimuladamente la mesa e intenta no quebrar el cristal de la copa con sus dedos.

-S-Si... ¿l-los conoce?- Dice sin poder mirarle a los ojos.

-No, nunca he oído hablar de ellos.-Susurra con rabia contenida.- ¿Quiénes son?- Esa pregunta hace que Ohno trague saliva, más nervioso aún.

-Pues, son... una familia... que...- Intenta pensar algo convincente.- tienen... b-bodegas...-Sonríe un poco rezando porque el interrogatorio termine.

-¿Bodegas? Interesante. Y... ¿Cómo acabaste aquí?- Alza la mirada mirándole.

-Dejé... el trabajo de sirviente y... esto... unos matones me persiguieron por el bosque hasta que llegué aquí, señor.- Lo dice más rápido de lo normal.

-Que afortunado.- Dice sin más, volviendo su vista a la comida. Ohno se queda un rato a su lado pero en vista de que éste no sigue preguntando, se da la vuelta, volviendo a su sitio aún nervioso.


Ninomiya y Aiba suben las escaleras hacia el piso de arriba, dirigiéndose al despacho del primero. Al entrar el mayor abre el portátil que hay en la mesa y mira al mayordomo con mirada pensativa.

-¿Algún problema, Nino?- Pregunta extrañado.

-¿Tu piensas... que ese niño es de confianza?- Pasa su dedo por el teclado para luego, presionar varias teclas.

-Si lo que quieres saber es si... yo confío en él, mi respuesta es sí.- Le sonríe y se acerca sentándose en uno de los asientos que hay delante del escritorio.

-¿Cómo puedes confiar ciegamente en un niño que vino en mitad de la noche y justo del clan Kitagawa?- Se sienta en la silla de estudio, enfrente de su ordenador.

-Vino herido y con vampiros persiguiéndole, no creo que Kitagawa montase tal espectáculo para traer un espía a esta casa.- Cruza las piernas mirando los movimientos de Ninomiya.

-Es cierto, no voy a negarlo. Pero, sabes cómo pienso y quiero que lo vigiles de cerca.- Levanta la vista de la pantalla del portátil para mirar a Aiba.

-Vale, vale. Lo vigilaré, pero, deberías confiar más en la gente y no encerrarte tanto en ti mismo, querido Ninomiya.- Le guiña un ojo y se levanta, yendo hacia la puerta.- ¿Desea algo más el señor?

-Tu cabeza, en una bandeja de plata.- Lo mira serio y Aiba no puede más que sonreír.

-Creo que... las cabezas se han acabado señor.- Se ríe suavemente e inclinándose un poco, sale del despacho dejando a Ninomiya con una pequeña sonrisa, sumergido de nuevo en su portátil.



No había día que Masami no molestase a Ohno, todos los días hacía algo y le echaba las culpas al menor o simplemente le instaba a que fuese él quien lo hiciese sin que éste lo supiera. Ohno siempre pensaba que en una de esas, Aiba lo despediría o incluso Ninomiya en persona pero, aún esa ocasión no se había presentado y esperaba que nunca se presentase así que intentaba alejarse todo lo posible de Masami.

Por desgracia, una de las sesiones de limpieza matutina le había toca hacerla a él junto con ella. Ohno intentaba no mirarla en ningún momento y estar siempre alejado lo máximo posible de Masami. Aunque no se espera que cuando está limpiando uno de los jarrones de la entrada, nota como alguien le da un empujón por la espalda haciendo que pierda el equilibrio cayendo hacia delante. Intenta agarrarse a algo provocando que el jarrón que limpiaba se desestabilizase cayendo en un golpe seco al suelo, rompiéndose en miles de pedacitos.

Ohno asustado, se sienta de rodillas al lado de los trozos rotos del jarrón, cogiéndolos intentando encontrar una solución a tal desastre.

-¡Ohno-kun! ¿Qué has hecho? ¡Es uno de los jarrones más caros! Ya verás cuando se entere Ninomiya-sama.- Finge poner cara de preocupación mientras ve como Ohno, devastado, intenta unir los trozos.

-Y-Yo no fui... n-noté como alguien me empujaba.- Levanta la vista mirando con ojos llorosos a la chica que intenta no sonreír ante el éxito de su plan.

-No pongas excusas por tu torpeza Ohno-kun, te has tropezado tu solo.- Gira su cabeza al escuchar a alguien bajar por las escaleras y sonríe un poco al ver que es Ninomiya quien baja por ellas.- ¡Señor! Ohno-kun ha roto uno de sus jarrones más preciados.- Ninomiya pasa por delante de ella, sin siquiera dirigirle una mirada y se acerca a Ohno que sigue arrodillado, ahora temblando ante la presencia de su señor, mordiéndose el labio evitando llorar.

-¿Te has cortado?- Se agacha el mayor abrazando a Ohno por la espalda para agarrar las manos de éste y ver si hay algún corte en ellas.- ¿Te has hecho daño?- Susurra en el oído al menor que niega con la cabeza, sonrojado por la cercanía de Ninomiya, incapaz de articular palabra.- Entonces, no pasa nada. Deja que otro limpie el jarrón.- Dice pensando en evitar que vuelva a derramar sangre.

-G-Gracias Ninomiya-sama...-Susurra temblando un poco aún asimilando que no le haya regañado y que se haya preocupado por él.

-Limpia eso.- Ordena a Masami, señalando el estropicio con la cabeza. Se separa de Ohno, levantándose sin soltar una de las manos del menor, haciéndole levantar también.- Sal de aquí y busca a Aiba, que te de algo que hacer.- Le dice soltando su mano, girándose y pasando por delante de Masami que ahora se encuentra en el suelo recogiendo trozos de jarrón, malhumorada. Cuando Ninomiya sale de la entrada Ohno se queda mirando sus manos que tiemblan levemente y sonríe ante el recuerdo de las manos de Ninomiya sobre las suyas.

-Me ha tocado.- Susurra para sí, aún sin creérselo, notando como sus mejillas se sonrojan.



A los pocos días, otra persona llega a la casa, visitando a Ninomiya. Y para desilusión de Ohno no es aquel hombre de vestimenta extraña que llegó hace unas semanas. Ohno se queda observando medio escondido detrás de una escultura. El recién llegado es más alto que Ninomiya, de pelo moreno, ondulado y facciones atractivas.

-Jun, pensaba que no vendrías ya.- Le dice mientras señala el comedor para ir hacia el salón, piensa Ohno. Cuando los dos desaparecen por la puerta, el joven sale de su escondite y Aiba lo ve y se acerca a él corriendo.

-Satoshi-chan, ¿podrías servir tú el té a Ninomiya y al nuevo?- Le dice deprisa y sin dejar que conteste le sonríe y sale de la entrada con prisa. Ohno tras asimilar lo que le ha dicho Aiba, se dirige a la cocina pidiéndole a Yuki que prepare el té para Ninomiya y su acompañante mientras que se sienta en una silla a esperar a que se haga.

-Cielo, ¿Qué tal el día?- Le pregunta Yuki, sonriéndole maternalmente.

-Bien, no he hecho nada...interesante.- Le devuelve la sonrisa.- Lo de siempre.

-¿Te sigue molestando Masami?- Llena la tetera de agua y la deja en el fuego.

-Bueno...si, siempre lo hace.- Se muerde el labio mientras hace circulitos imaginarios en la mesa con el dedo.

-Nunca pensé, que sería capaz de empujarte para tirar el jarrón.- Niega con la cabeza y acaricia suavemente el pelo del chico.

-Si, yo tampoco pensé que lo haría y que luego... me echase la culpa.

-Lo que si me di cuenta es de que, a pesar de haber roto el jarrón, no se te veía nada asustado Satoshi.- Le sonríe pícaramente.- ¿Sucedió algo con Ninomiya-sama que yo no sepa?

-¿Eh? B-Bueno...- Se pone un poco nervioso.- S-Se preocupó por mí, por si me había herido...- Sonríe mirándose las manos, recordando el momento.- y luego, hizo que Masami limpiase los trozos del jarrón y a mí me mandó con Masaki-san.- Se sonroja un poco e intenta que Yuki no se de cuenta de ello, girando un poco su cara hacia el lado.

-No es tan malo como parece el señor, ¿verdad?- Sonríe y se da la vuelta al escuchar el pitido de la tetera, sacándola del fuego y dejándola en un lado. Abre el armario donde están todos los tés y coge el té verde colocándolo en la tetera.

-Si, tampoco hablo mucho con él Yuki.- Se levanta cogiendo una bandeja y la coloca en la encimera comenzando a poner las tazas en ésta y ordenando las pastas en un plato para que queden vistosas.

-Hablar con el señor, es muy difícil pero, te puedo asegurar que tu has logrado lo que muchos de aquí no.- Le da un beso en la cabeza y pasa el té a otra tetera junto con otra bolsita más y la deja en la bandeja.- Ten cuidado en el viaje, no te tropieces ¿vale? No quiero que te quemes.

-Iré con cuidado.- Le sonríe agarrando bien la bandeja y pasando a la entrada con cuidado. Antes de entrar al salón toca a la puerta tras haber dejado la bandeja en la mesa del comedor y cuando escucha un “pase”, la vuelve a coger para entrar al salón encontrándose con ambos hombres sentados alrededor de la mesa de té, Ninomiya en el sillón y el invitado en el sofá de espaldas a él.

Pasa por el otro lado del sofá para no molestar a ambos pero nota la mirada del recién llegado en su nuca, poniéndolo un poco nervioso. Echa el té con cuidado en una taza para luego pasar a la otra.

-¿Sirviente nuevo?- Pregunta sin dejar de mirarle.

-Lleva ya un tiempo aquí Jun.- Carraspea mirando a Ohno que está concentrado en el té.

-No sabía que ahora te daba por contratar a chicos jóvenes.- Sonríe perversamente sin quitar su vista del sirviente, recorriéndolo de arriba abajo con la mirada, gustándole lo que ve.- y... ¿hace todo lo que Ninomiya-sama desea?- Pregunta con doble sentido haciendo que Ohno levante la cabeza para mirar a su señor esperando una respuesta sin captar la verdadera intención.

-Matsumoto, no todos somos como tú.- Conecta su mirada con la del sirviente haciéndole sonrojar levemente. Jun se ríe ante el comentario de Ninomiya y dirige su mirada a él.

-No me puedo creer, que no se te haya pasado por la mente, primo.- Ohno mira a Jun y luego a su señor entendiendo ahora la relación entre ambos. Deja cada taza de té delante de cada uno y el plato de pastas en el centro.

-Jun, no vayas por esos caminos...- Aprieta con su mano levemente el apoyabrazos. Ohno coloca la tetera también en la mesa y cogiendo la bandeja, se levanta inclinándose un poco ante ellos para darse luego la vuelta dirigiéndose a la salida. Jun lo sigue con la mirada sin dejar de sonreír de esa manera hasta que lo ve desaparecer por la puerta, se gira ahora mirando a su primo.

-Entonces, ¿para qué quieres un humano, si no es para eso? -Pregunta curioso de saber la respuesta.

-Ya te he dicho que yo no soy como tú, Jun.- Se inclina hacia delante para coger su taza de té.- No veo a los humanos como simple carnaza.- Lo mira serio y un tanto molesto por la sonrisa que aún sigue en el rostro de su primo.

-¿Ahora eres un alma caritativa que cuida de los humanos?- Se ríe sarcásticamente.

-No me parecen un simple aperitivo.- Le da un pequeño sorbo al té dejando de nuevo la taza en la mesa.

-Pues... ese de ahí,- Mueve la cabeza señalando donde minutos antes estaba Ohno.- Era un aperitivo de lo más apetecible.- Vuelve a sonreír pervertidamente.

-Ese aperitivo de ahí, está fuera de tu alcance Jun, ni se te ocurra tocarlo.- Lo amenaza con la mirada.

-¿Lo quieres para tí solito, acaso?- Sigue sonriendo crispándole los nervios a Ninomiya.

-No bromeo Jun, no toques a mis sirvientes.- Entrecierra los ojos mirando fijamente a su primo, arrancándole una risa al mismo.

-Vale, vale. Sigamos con lo que hemos dejado a medias.- Dice cogiendo unos papeles que estaban a su lado del sofá, retomando la conversación anterior.


Ohno deja la bandeja en la cocina y suspira. Yuki debía de haberse ido a descansar por un rato así que decide irse a dar una vuelta por la casa. Saliendo de la cocina se encuentra con un Aiba que llevaba puesto un peto vaquero y debajo una camisa un tanto andrajosa; estaba lleno de tierra y llevaba consigo una maceta con una flor haciendo suponer a Ohno que venía de arreglar el jardín.

-¡Oh! ¡Satoshi-chan! Mira lo que he encontrado.- Le tiende la maceta con una planta, llena de hojas y con solo una flor azul en el centro.- Es para ti, regalo de tu jefe.- Se ríe instándole a que coja la maceta.

-Gracias Masaki-san, la cuidaré.- Agarra la maceta y pasa sus dedos por las hojas verdes.

-¿Has hecho bien lo que te encomendé?- Le pregunta mientras se pasa la mano por el peto quitándose tierra, manchando el suelo con ella.

-Si, sin problema. Masaki-san, ¿quién es el invitado?- Pregunta curioso elevando la mirada para ver al mayordomo.

-Es el primo de Ninomiya-san, es su socio. Lo verás por aquí muy a menudo.- Le sonríe. Se quita un guante de una mano y le revuelve el pelo a Ohno.- Pero, intenta no acercarte mucho a él ¿vale?- Le pregunta recibiendo como respuesta un pequeño asentimiento de cabeza.- ¿Algo más?

-No, creo que no.- Niega con la cabeza mientras piensa.

-Bueno, yo voy a ver si encuentro a Masami para que limpie la entrada, que la he dejado llena de tierra.- Se ríe.- Me encanta molestar a esa muchacha.- Se sacude un poco más el peto.- Te dejo la tarde para que hagas lo que quieras Satoshi-chan, pero procura no perderte ni irte muy lejos.- Le guiña un ojo. Se separa de Ohno y se aleja yendo a hacer lo dicho anteriormente.

7 comentarios:

  1. Waaa! Esta muy bueno y apenas lo encuentro. si alguna vez lo continuas seria genial
    Dulcef

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  2. no te preocupes, seguiremos con este fic >.< es que es compartido y entre la universidad y esas cosas lo dejamos aparcado pero prometo que volveré con el tercer cap que ya está escrito! muchas gracias por comentar!!

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  3. hahahahha la parte del conejo me hizo reir tanto !!!
    sho es un caso !!!!

    que divertido me gusto mucho este capitulo !!!
    espero la continuacion !!!

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  4. Está escrita así que próximamente la publicaré. Me encanta Sho en esta historia, soy su fan aquí xDDD

    ¡Gracias por leer y comentar!

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  5. hola, me encanto este fic, tengo muchas ganas de leer elhola, me encanto este fic, felicidades les quedo genial

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  6. me encanto el fic, es super interesante, cuando lo continuaran me muero de la curiosidad por saber q pasara, porfa no lo dejen sin terminar garcias bye ^_^

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  7. ah! ¿cuándo vas a continuar la fic? estoy muy curiosa para saber que sucederá.
    abrazo!

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